En varias ocasiones he tenido que salir al paso de defender el capitalismo en algunas conversaciones pero ahora me doy cuenta de que ha sido un error porque lo que estaba defendiendo no era el capitalismo que la gente estaba criticando sino otra cosa que es lo que ellos realmente entienden por capitalismo.
El capitalismo que la gente critica es el capitalismo socialista, el que está controlado por el Estado y que tiene su máxima expresión en China. Un capitalismo donde el dinero es un instrumento al servicio del Estado y donde las regulaciones impiden que realmente exista un libre mercado en el que se producen las dinámicas del verdadero capitalismo.
Por lo tanto defender el capitalismo actualmente puede ser un error porque lo que estaremos defendiendo es lo que la gente entiende por capitalismo, donde por ejemplo es el gasto lo que sostiene la actividad económica cuando en realidad deberían ser el ahorro, la inversión, el emprendimiento y la innovación las bases de su funcionamiento.
Así que a lo que la gente llama capitalismo es realmente consumismo, porque es el resultado de la política monetaria inflacionaria, que se basa en dopar la economía para que la gente consuma aunque no lo necesite y de esta forma, de crisis en crisis, nos pasamos la vida pensando que lo malo es el capitalismo cuando lo realmente malo es el consumismo.
Es lo mismo que ha ocurrido con la inflación, que los políticos le han enseñado a la gente que la inflación es buena, siempre que sea moderada, porque es lo que permite mantener la actividad económica, pero ahora cuando la gente empieza a ser consciente de que la inflación no puede controlarse es cuando llegan los grandes problemas.
Y aquí es donde entra en juego Bitcoin como un dinero que vale la pena ahorrar, porque nadie puede controlar a su antojo su devaluación, solo el propio mercado, a través de la oferta y la demanda puede regular su precio. Por lo tanto, esa idea que sostienen algunos de que Bitcoin nunca va a poder llegar a ser dinero porque la gente no va a querer gastarlo deja de tener sentido.
El dinero debería servir para gastarlo y también para ahorrarlo, porque para eso debe ofrecer la utilidad de transferir valor en el espacio y en el tiempo. De esta forma si ahora que nos desenvolvemos en el ciberespacio, la parte del espacio ha dejado de tener relevancia, tampoco tiene sentido que sea el tiempo lo que resulte determinante a la hora de definir si un dinero es bueno o malo, por el hecho de que la gente lo quiera gastar ahora o prefiera ahorrarlo.
Y llegados a este punto debemos volver a traer a la conversación el tema de la preferencia temporal porque parece que al final será lo que determinará el éxito o fracaso de Bitcoin. Así vemos que el Estado lo que ha fomentado en las últimas décadas es el desarrollo de una preferencia temporal alta, a través del invento del estado del bienestar nos ha sumergido en un modelo económico capitalista consumista. Y del otro lado tenemos Bitcoin, que como dinero destaca por su función de reserva de valor y ofrece otras ventajas como la resistencia a la censura y la protección contra la confiscación, que lo posicionan como el mejor aliado para desarrollar una preferencia temporal baja.