Es curioso darse cuenta cómo un mismo concepto puede cambiar dependiendo de lo arraigada que esté en ti determinada cultura o creencia y con el caso de “trustless” a mi me ha ocurrido hasta que realicé la reflexión que vengo a exponer a continuación.
Trustless es uno de los conceptos más utilizados cuando se explica Bitcoin, igual que inmutable, descentralizado, seguro o escaso, pero en este caso creo que he estado malinterpretando la idea de base que lo sostiene porque normalmente lo asociaba hacia la confianza en las personas cuando en realidad se trata de la confianza en los Estados.
Que Bitcoin no requiere confianza puede hacer referencia a las transacciones que realizamos con la moneda entre las personas, porque confiamos que la moneda que nos está transfiriendo no puede ser falsa al usarse una tecnología que impide el doble gasto, pero por otro lado una idea que tiene mucha más fuerza es la contraposición entre Bitcoin y el dinero Fiat que se basa en la confianza que tenemos en los Estados que lo respaldan.
Entonces cuando te das cuenta de que has perdido la confianza en los Estados, especialmente por el uso que están haciendo del dinero para salvaguardar sus intereses, en contraposición con los intereses de los ciudadanos (véase lo que está ocurriendo con la inflación) y el alto riesgo de que ocurran cosas aún peores, como pueden ser las confiscaciones, es cuando llegas a la conclusión de que Bitcoin es trustless, porque te permite poder vivir sin tener que confiar en el Estado, al menos en lo que a los aspectos económicos se refiere.
¿Y por qué hemos perdido la confianza en los Estados? porque el estado es una forma de gobierno que se está mostrando inadecuada para resolver los problemas de la sociedad, principalmente porque los incentivos de los gobernantes no está alineados con los de los ciudadanos y porque el poder que otorga el sistema democrático a los políticos les acaba corrompiendo, por muy buenas intenciones que pudieran tener antes de gobernar.
El oro era un buen dinero porque sus características físicas no se podían alterar (que se lo digan a los alquimistas) pero sin embargo era difícil de transportar, almacenar, dividir, proteger, verificar, … lo cual hizo que poco a poco se empezasen a usar billetes para representar su valor. Hasta que los políticos guiados por sus intereses personales decidieron que no era necesario un respaldo en forma de oro para darle valor a sus billetes, por lo cual dejamos de tener la verdad que nos proporcionaban las características físicas del oro para tener que basarnos en la confianza que nos aportaba el Estado.
Sin embargo ahora tenemos un dinero que puede volver a basarse en la verdad y no en la confianza, porque Bitcoin se basa en la verdad que nos ofrecen las matemáticas, gracias a los algoritmos criptográficos y al software podemos saber que nunca se emitirán más de 21 millones de bitcoins, que un mismo bitcoin no puede ser gastado dos veces por la misma persona y que todas las transacciones que con él se realizan quedan registradas en la cadena de bloques, para poder ser verificadas por cualquiera que lo necesite.
Así que es el momento de elegir entre un dinero que se basa en la verdad que nos ofrecen las matemáticas y un dinero que depende de la confianza que tenemos en el Estado.