¿Cuánta gente piensa que el dinero que usamos a diario sigue estando respaldado por el oro? ¿Alguna vez has escuchado a algún político decir que el único respaldo que tiene su dinero es la confianza que depositas en él cada cuatro años? ¿Cuántos periodistas se han preocupado de exponer los riesgos de que no haya nada real respaldando lo billetes que imprime el banco central? ¿En qué escuelas o universidades enseñan cómo funciona el dinero, cuál es su valor intrínseco y quién lo respalda?
Porque seguro que has oído muchas veces decir que Bitcoin no tiene valor intrínseco y que no está respaldado por ningún gobierno. Pero nunca has escuchado que la prensa, radio, la televisión o Internet necesiten tener valor intrínseco para resultar valiosos. No tampoco has escuchado en qué consiste la función del banco central, más allá de intentar controlar una economía que no se puede controlar, provocando como daño colateral las burbujas financieras que vivimos con cada ciclo económico.
¿Por qué la gente piensa que es malo que bajen los precios de los productos de consumo y que es bueno que los precios suban sistemáticamente por culpa de la inflación? ¿A quién le gusta pagar más por lo mismo por el mero hecho de que el tiempo avance? ¿Por qué los medios de comunicación se empeñan en culpar a los comerciantes de la subida de los precios de los bienes de consumo cuando eso tan solo es una consecuencia de la devaluación de la moneda que se produce cuando los bancos centrales imprimen dinero sin control?
Porque seguro que muchas veces has escuchado que la oferta limitada de 21 millones de unidades de Bitcoin puede ser un límite al crecimiento económico y que lo lógico sería que pudiera existir cierta inflación para poder intervenir en la economía incentivando el consumo facilitando el crédito para incentivar la inversión. Pero lo que no has escuchado es que la economía crece cuando la población tiene capacidad para ahorrar y posteriormente decidir dedicar una parte de esos ahorros en invertir para crear nuevos negocios, que tarde o temprano acabará contratando gente y generando más riqueza que la del punto de partida.
¿Por qué la gente piensa que existe separación de poderes? ¿Por qué aún creen que los jueces tienen independencia para tomar sus propias decisiones? ¿Por qué los medios de comunicación ponen el grito en el cielo cuando queda de manifiesto la injerencia del estado en la justicia? ¿Es porque no han entendido que el sistema judicial es tan solo una parte más del Estado? ¿Por qué aún pensamos que los jueces hacen justicia cuando su trabajo real es hacer que se cumpla la ley sin poder tener la libertad de considerar si las leyes son justas o injustas?
Porque a nadie que forme parte del engranaje del estado le interesa que pensemos que la justicia no es justicia sino un ministerio más en el engranaje del Estado, con la responsabilidad de hacer que se cumpla la ley que ha creado el propio estado. Del mismo modo que nadie pensaría que el ejército pueda tener autonomía al respecto de decidir cómo proteger una nación, el sistema judicial tampoco puede decidir en base a lo que considere justo sino que debe limitarse a decidir si se cumple o no la ley. Y qué decir del cuarto poder, tras el varapalo provocado a su modelo de negocio por Internet, ha pasado a sobrevivir gracias a las subvenciones del gobierno.
¿Por qué la gente piensa que el único modelo de organización política en sociedad es el Estado? ¿En qué momento la gente ha dejado de creer en la opción de que pueda existir una forma mejor de organizarnos en sociedad que la de ser gobernados por unos políticos profesionales guiados por un sistema de incentivos que no conocemos? ¿No podría existir un mejor modelo de decisión al respecto de cómo queremos ser gobernados que la democracia que prima en todo momento el interés de la colectividad dejando en segundo plano la libertad del individuo?
En la era de Internet, donde se han digitalizado muchísimos procedimientos, seguimos votando usando papeletas físicas y no parece que en el corto o medio plazo podamos evolucionar a un modelo de elección política en el que no sea necesario confiar nuestro voto durante 4 años en un partido político, en lugar de que seamos consultados cada vez que tienen que tomarse decisiones importantes, como la creación de nuevas leyes. Ahora contamos con la tecnología para que cosas como la democracia líquida funcione, pero claramente a los políticos no les interesa.
¿Por qué la gente pone como excusa para querer usar Bitcoin que es utilizado para fines ilícitos? ¿Es que el dinero de los estados no ha sido usado toda la vida para cometer las mismos actos ilícitos? ¿Qué diferencia existe entre un delito financiado con Bitcoin y un delito financiado con el dinero del Estado? ¿Por qué se dice que Bitcoin se utiliza para lavar dinero cuando la gran mayoría del dinero negro es el propio dinero de los Estados y además estos consienten todo tipo de excepciones como los paraísos y las amnistías fiscales?
La respuesta a todas preguntas es sencilla, los primeros que salen beneficiados de la existencia de paraísos y las amnistías fiscales son los políticos, por eso no les interesa que exista un dinero trazable como es Bitcoin, que va dejando el rastro en la cadena de bloques de todas las transacciones que se van produciendo. Por eso el dinero negro nunca va a desaparecer y decir que Bitcoin se utiliza para lavar dinero es una de las mentiras más fácilmente desmontables entre todas las que se pueden hacer al respecto de Bitcoin.
Terminamos este artículo acudiendo a la sabiduría de Hayek para que nos ayude a entender por qué vivimos engañados por “la pretensión del conocimiento”
Para que el hombre no haga más mal que bien en sus esfuerzos por mejorar el orden social, deberá aprender que aquí, como en todos los demás campos donde prevalece la complejidad esencial organizada, no puede adquirir todo el conocimiento que permitirá el dominio de los acontecimientos. En consecuencia, tendrá que usar el conocimiento que pueda alcanzar, no para moldear los resultados como el artesano moldea sus obras, sino para cultivar el crecimiento mediante la provisión del ambiente adecuado, a la manera en que el jardinero actúa con sus plantas. En el sentimiento de excitación generado por el poderío siempre creciente engendrado por el adelanto de las ciencias físicas, y que tienta al hombre, existe el peligro de que éste, "embriagado de éxito", para usar una frase característica del comunismo inicial, trate de someter al control de una voluntad humana no sólo nuestro ambiente natural sino también el ambiente humano. En realidad, el reconocimiento de los límites insuperables de su conocimiento debiera enseñar al estudioso de la sociedad una lección de humildad que lo protegiera en contra de la posibilidad de convertirse en cómplice de la tendencia fatal de los hombres a controlar la sociedad, una tendencia que no sólo los convierte en tiranos de sus semejantes sino que puede llevarlos a destruir una civilización no diseñada por ningún cerebro, alimentada de los esfuerzos libres de millones de individuos.
Así que ya sabes, seamos jardineros, no artesanos, dejemos de pensar que se puede moldear a la gente como si fuese un trozo de barro y trabajemos por generar las condiciones adecuadas para que las personas se desarrollen, como lo hacen las plantas cuando se las provee del ambiente adecuado. Entonces el fruto será abundante y no tendremos que preocuparnos de incentivar la economía imprimiendo dinero ni limitando los tipos de interés.