El único voto útil es comprar Bitcoin
“El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. John Emerich Edward Dalberg Acton
No se tú cómo lo ves pero a mi me parece que desde hace décadas el Estado tiene el poder absoluto para hacer lo que le salga en gana. Da igual dónde mires y en qué país vivas, si hay un Estado que ha decidido apropiarse de todo lo que ocurre en la vida pública y privada de las personas eso es absolutismo, así de simple.
Así que si hacemos caso a Lord Acton, en lo de que el poder corrompe y a mayor poder mayor corrupción, es sencillo entender por qué no hay día ni lugar donde no haya un político corrupto haciendo sus fechorías.
Hace tiempo que una persona a la cual admiro y que ha demostrado tener un alto nivel intelectual y humano, me dijo que él no votaba porque ningún político merecía su confianza. Desde entonces yo tampoco voto y al principio era solo por eso, porque como no confío en ningún político simplemente no les voto.
Pero ahora tengo un argumento más elaborado que me gustaría compartir contigo. Se trata de la diferente percepción que tienen los políticos sobre su trabajo al respecto de la idea que tenemos los ciudadanos al respecto.
Porque cuando llega el momento de las elecciones y el político pide tu voto lo que está pensando es que necesita el beneplácito de los votantes para hacer lo que cree que es necesario para gobernar. Pero cuando el ciudadano está votando lo que piensa es que confía en ese político para que haga lo mejor que esté en su mano para gobernar.
O dicho de otra forma, cuando el ciudadano vota, el político lo que piensa es que le están dando carta blanca para hacer lo que le plazca, cueste lo que cueste, pero del otro lado el ciudadano lo que está esperando es que el político haga lo que esté en su mano en beneficio de la sociedad.
Así que en esta falta de entendimiento entre políticos y ciudadanos es donde se generan todos nuestros problemas, porque nosotros esperamos que los políticos hagan unas cosas, pero ellos tienen otros incentivos y motivaciones, por lo que acaban haciendo lo que más les beneficia a ellos y menos a nosotros.
Por esto no debemos votar, porque cada vez que votamos estamos aceptando su forma de pensar y estamos perpetuando el abuso que el Estado hace de nuestra confianza, de forma que hasta que no dejemos de votar, todos los que estamos en contra de cómo los políticos hacen su trabajo, la situación no va a cambiar.
En esta situación es en la que nos encontramos y por esto tenemos que ser conscientes de que tampoco debemos escuchar argumentos como que es nuestra responsabilidad personal ir a votar, o que hay la posibilidad realizar un voto útil que sirva para castigar a los más malos frente a los menos malos, o que al menos se puede votar al mal menor, el que menos daño puede hacer a la sociedad en base a nuestros valores.
En resumen, que lo de la fiesta de la democracia es una patraña, o demagogia pura y dura, porque la única fiesta es la que se van a pegar los políticos tras elecciones, ganen o pierdan, porque al final lo importante es estar ahí, esperando a que el contrario quede en evidencia para ocupar su lugar y así perpetuar la especie política que es lo más importante para ellos.
De esta forma tenemos que saber que el problema es mucho mayor de lo que nos imaginamos, ya que no se trata de que haya políticos mejores o peores, o políticos que tengas ideales más o menos parecidos a los nuestros, de lo que se se trata es de que los políticos tienen unos objetivos y unos incentivos que son completamente contrapuestos a los que deberían ser para que realmente funcione la democracia y que el Estado deje de ser ese ente opresor en el que se ha convertido en las últimas décadas.
En lo que a objetivos se refiere lo que de puertas para fuera parece que quieren conseguir los políticos es su programa electoral, pero en la realidad lo que demuestran legislatura tras legislatura es que su primer objetivo es enriquecerse y el segundo objetivo dejarlo todo organizado para que otros como ellos se puedan enriquecer a posteriori, lo cual perpetúa esa élite política que cada vez está más alejada de las necesidades reales de los ciudadanos.
Y en lo relativo a los incentivos es donde la situación resulta más flagrante porque no existe ninguna forma de penalizar al político que hace mal su trabajo, es imposible despedirlo como ocurre con un trabajador que incumple con las obligaciones de su trabajo. En política solo es posible despedir a los malos políticos cada cuatro años, con el problema de que los que vengan después serán igual de malos o aún peores. Porque al final si no votas estás siendo un mal ciudadano y eso no se puede permitir.
De esta forma tenemos que ser conscientes de que ya que el poder tiene una lógica expansiva y como las historia nos ha demostrado que quien tiene el poder tiende a abusar de él, no queda otro remedio si queremos salir de esta encrucijada, que reducir el poder del Estado, para lo cual Bitcoin puede jugar un papel fundamental, ya que permite quitarle una de las principales fuentes de poder, el control sobre el dinero.
Y una vez que le hayamos quitado al Estado el poder sobre el dinero, habrá que pensar cómo puede hacerse de la misma forma con el poder sobre la Ley. Aquí no se sabe aún si Bitcoin podrá jugar algún papel al respecto, especialmente cuando estén más desarrollados los Smart Contracts, pero lo que está claro es que ahora tenemos la oportunidad de empezar por quitarle al Estado el control sobre el dinero y a partir de ahí se pueden abrir otras puertas que nos lleven a poder gozar de una necesaria y merecida libertad real.